¿Que hay que no pueda suceder en el Super?. Es un escenario perfecto para situar un relato de amor, de intriga, de miedo, de violencia, de engaño... No conozco un espacio que pueda dar tanto juego, hasta hay alcohol, papel higiénico, chocolate, insecticidas, carnes, detergentes... También hay madres e hijos. Puede ser que veamos las relaciones filiales más antagónicas. El niño corre de un lado para otro, grita, revuelve por aquí y por allí. Insoportable. La madre sólo dice, Alfonso, Alfonso, Alfonso, vale ya. Alfonso ven aquí, tan bajo que ni ella se oye. Y Alfonso corre, que te corre, incordia que te incordia, vocea. Mira lo que hay aquí, déjame que me compre este paquete, sólo este que es muy pequeño. Y vuelta a correr. Que coñazo. El otro caso es meloso y aplastante. La madre habla y habla. Habla bajito a su hija adolescente. La adoctrina. Le dice de la capacidad de decisión de hombre y habla, habla y habla. La chica cuando va a contestar, a opinar, a sugerir o simplemente a intervenir se encuentra con la madre que sigue hablándola bajito de lo bueno y lo malo. De tu sabrás lo que haces que ya no eres una niña. Y la chica aturdida. Juan G. apunto de desfallecer. Esto es lo que ocurre en el Super entre otros.
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