lunes, 3 de noviembre de 2008

A LA CALLE

El papel,

es lo de menos.

Importa el boca a boca

la bofetada que se escupe

la falta de alegría

el desanimo prolongado .



La tragedia viaja en autobús,

coge el metro a las seis y media

(podría decir a las seis treinta

traicionando lo esencial)

y se despierta en cualquier trabajo de mierda.



Demasiadas vidas en una

demasiados pliegues de supervivencia

y cuesta saber donde estás

sin mirar antes la hora.



Necesitamos un esfuerzo más,

razonar cada línea de adoquines

cada caprichoso dibujo de sombras en las aceras

para no enloquecer tan de mañana,

ignorar el viento.



Tenemos odio,

acumulamos toneladas de historias

de sentimientos incesantes

y sólo nos queda el vómito

general miserable

has fundido el hierro

hecho añicos las espadas

y las manos ahora necesitan guantes para estrangular

el intangible enemigo.



Estamos asustados.

El miedo nos atenaza

y morir despacio se presenta como alternativa,

tantos años de paz no podían traer nada bueno.



Este canto

mi canto

no es una plegaria a la sangre, destrucción y

miseria

es una alabanza a la lucha

a esa que hizo hombre al hombre,

piedra a la piedra.