viernes, 2 de enero de 2009

RABIA

En tales noches son las ciudades iguales
todas, embanderadas:
cargadas de tormenta en las banderas,
y como en cabelleras, desgarradas
en una tierra cierta, de contornos
y de ríos inciertos.

...

y todas las personas son iguales,
con las manos delante de la cara.

Rainer María Rilke

Horror de los horrores.
Saturno salió del cuadro y almuerza en Gaza
desayuna cena merienda
y vuelve a almorzar
horror.
Los niños sin piernas
sin dedos
con ellos se hizo un batido David
tratar de remar
calle arriba
en la espesa sangre calle abajo
¿y dónde están mis manos y tus manos?
¿y los huevos?.
La noche se echó sobre la noche,
más oscuridad no es posible,
más infamia tampoco.
La carne chamuscada
improvisada barbacoa humana
perfuma la Gran Vía
Les Champs Élysées y Via Veneto.
Más allá
después del océano
apretó el botón el negro de corazón blanco
y se quedó tan pancho
jugó al golf en Haway
y fornicó con Lissa en pleno vuelo.
Es lo que hay
y parece suficiente.
Es mi poema inacabado.
Se me saltan las lágrimas
sufro
y me cagó en todo el mundo.
Estamos heridos sin consuelo
y la cobardía cobra puntual sus impuestos.

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