El papel,
es lo de menos.
Importa el boca a boca
la bofetada que se escupe
la falta de alegría
el desanimo prolongado .
La tragedia viaja en autobús,
coge el metro a las seis y media
(podría decir a las seis treinta
traicionando lo esencial)
y se despierta en cualquier trabajo de mierda.
Demasiadas vidas en una
demasiados pliegues de supervivencia
y cuesta saber donde estás
sin mirar antes la hora.
Necesitamos un esfuerzo más,
razonar cada línea de adoquines
cada caprichoso dibujo de sombras en las aceras
para no enloquecer tan de mañana,
ignorar el viento.
Tenemos odio,
acumulamos toneladas de historias
de sentimientos incesantes
y sólo nos queda el vómito
general miserable
has fundido el hierro
hecho añicos las espadas
y las manos ahora necesitan guantes para estrangular
el intangible enemigo.
Estamos asustados.
El miedo nos atenaza
y morir despacio se presenta como alternativa,
tantos años de paz no podían traer nada bueno.
Este canto
mi canto
no es una plegaria a la sangre, destrucción y
miseria
es una alabanza a la lucha
a esa que hizo hombre al hombre,
piedra a la piedra.
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