A veces he vestido de negro, completamente de negro, por eso este color no me abandona totalmente. Ya he cambiado algunos de los planteamientos que me llevaban al negro, pero subsiste un cierto come come que me lleva más allá del gris.
No soy tan nihilista como a los veinte años o menos.
Los atuendos, las poses y posturas se van difuminando en el horizonte y llega un momento que no son nada o línea horizontalmentecurva de la lejanía. Ese es precisamente el futuro, la confusión aquí y ahora con la línea horizoltamentecurva de la lejanía.
¿Me preocupa el futuro? El futuro no me preocupa, lo que me inquieta es no verlo, como a todo hijo de vecino. Esto es así... y punto, tristeza acumulada.
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