martes, 15 de mayo de 2007

SOBRE LOS SUEÑOS

Sabe Juan G. que esta parte de la consciencia será leída por casualidad. No voy a entrar en la ya vieja pelea de la casualidad o la causalidad, más materialista, más dialéctica materialista. Me pierdo en los neurismas, me pierdo en la corriente alterna y en la continua de las neuronas. Los sueños son caprichosos, a veces espantan y otras te llevan lejos, volar sin alas. Juan G. en sueños corre como wueldigo. Un salto de longitud imposible le lleva al extremo de la calle donde se comete el crimen o donde se ama voluptuosamente. Si le analizara un especialista, como se dice un profesional de la cabeza y el orden, seguro que le guardaba una temporada o al menos le aconsejaba dejar de soñar. Juan G., no se pueden tener poluciones nocturnas después de haber fornicado a lo bestia. Date un respiro. Sosiégate y deja que el mundo avance con su peculiar y arrolladora maquinaria. Date cuenta que estas válvulas de escape, no son nada más que válvulas de escape y que los espadachines lo que en realidad están deseando no es matar al otro sino afirmar su existencia.
Los sueños y los objetos imposible se ocultan bajo el cuero cabelludo. Están en alguna parte, al igual que alguna parte está en los sueños.
Una avalancha sólo es un tropel.

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